29 de mayo de 2015

Recuerdos de Trafalgar

No se equivocaba un amigo cuando me dijo, conocedor de mi predilección por pasar las vacaciones en la playa, que cuando fuera al sur, me sentiría como el príncipe. Me advirtió que como amante de "il doce farniente" allí abajo, quedaría atrapado para siempre.

Cojín de algodón recuerdo de la batalla de Trafalgar.
Y fue en mi primera peregrinación por tierras gaditanas, cuando de camino a Los Caños de Meca pase junto al cabo de Trafalgar. Y aunque con la edad cada vez soy mas descreído y estoy en una órbita laica. Como abulense que soy, con 8 apellidos castellanos y poco acostumbrado al mar, aturdido por el paisaje tuve una revelación casi mística, una experiencia religiosa a lo Enrique Iglesias. Estando en este increíble lugar y mareado por el humo de un cercano hippy, sufrí el síndrome de Stendhal (también denominado Síndrome de Florencia o "estrés del viajero"). Un elevado ritmo cardíaco, confusión, temblor, palpitaciones e incluso alucinaciones cuando estas expuesto a obras de arte.

Monolito que conmemora el 200 aniversario de la Batalla de Trafalgar.
Abrumado por la historia de aquel paradisíaco sitio rodeado de dunas, en un ministerio misterio del tiempo pude ver con los ojos de la imaginación, una de las mayores batallas navales de la historia, la Batalla de Trafalgar. Y eso, pese a que casi nada allí recuerda la batalla que hubo en aquella costa. Nada excepto un monolito que la arena suele tapar. Con una placa que se puso en el bicentenario, con un pasaje de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós: "dentro de poco los hombres de unas y otras islas se han de convencer de que hacen un gran disparate armando tan terribles guerras, y llegará un día en que se abrazarán, conviniendo todos en no formar más que una sola familia"

Situación de la batalla de Trafalgar, a las 13:00 horas del 21 de octubre de 1805.


Así pude ser testigo de la embestida de las dos líneas británicas a la columna hispanofrancesa. Como los 18.000 británicos con 27 navíos estaban situados frente a los 21.000 marinos españoles y franceses repartidos en 33 buques de guerra. Una cruenta batalla que comenzó hacia el medio día, cuando el almirante Nelson mando izar banderas con un mensaje que decía: England expects that every man will do his duty. Y que acabó a la hora del té a eso de las seis de la tarde, aproximadamente, cuando el navío francés Achille explotó.

Situación a la hora del té en la batalla de Trafalgar, 17:00  horas del 21 de octubre de 1805.




Seis horas que se saldaron con miles de marinos muertos en un infierno de fuego y metralla. El balance fue muy diferente para cada uno de los bandos: mientras que los británicos no perdieron ninguna nave y contabilizaron 450 bajas, las pérdidas de franceses y españoles fueron devastadoras, 22 barcos y cerca de 4.000 muertos.

Vista aérea del faro del cabo de Trafalgar.




Y es que entre tanto turista, el único que parece que sigue acordándose de lo que allí sucedió es el mar, que durante días echó cadáveres a las playas. Además el mar guarda en sus entrañas restos hundidos, barcos que llevan dormidos bajo las aguas más de 200 años. Se han encontrado dos pecios pertenecientes a dos navíos franceses: el Bucentaur y el Fougueux, que se hundió cerca de Sancti Petri.

Aquel recuerdo me dejo cabreado como Pérez-Reverte tras cenar el 'puto venado' y con ganas de invadir el cercano Gibraltar.

Un enfado que se me pasó al comer un plato de pescaíto frito en la calle Cadiz de Conil, y tras tomarme varios gin-tonic en una terraza de la playa de La Barrosa. Ese maravilloso cóctel, invento para combatir la malaria, creado por soldados británicos destinados en la India .


Al final, la batalla de Trafalgar dio a los británicos el dominio absoluto de los mares no solo durante las campañas napoleónicas, sino también durante casi todo el siglo XIX. En su recuerdo está dedicada la plaza más importante de Londres, Trafalgar Square. Curiosamente, en España solo se pueden encontrar calles dedicadas a esta batalla en Algeciras, Barcelona, Leganés, Málaga y Madrid.

Humor británico, puzzle con el barril del almirante Nelson.


Como 'souvenir' los ingleses se llevaron el cadáver de Nelson, conservado en un barril de brandy de jerez para evitar su deterioro en la travesía hasta Londres.

La bala que mató al almirante Lord Nelson en la batalla de Trafalgar.


Tras cortarle la coleta como recuerdo para su lady Hamilton, conforme a su última voluntad, lo vistieron con un camisón y lo metieron en el barril más grande que pudieron hallar a bordo del "Victory".

La coleta del almirante Nelson que se guarda en el National Maritime Museum de Londres.



También como botín de guerra la flota británica se llevo un barco francés y tres españoles. El navío francés Duguay-Trouin tras ser apresado por los ingleses, fue bautizado con el nombre de HMS Implacable, convirtiéndose en el primero de los tres buques que ha portado dicho nombre en la Marina Real Británica.

Mascarón de proa del HMS Implacable.
144 años después en 1949, los ingleses quisieron devolverlo a Francia por no poder mantenerlo junto al HMS Victory, pero el chovinista gobierno francés de la epoca (valga la redundancia) se negó a aceptarlo.Y aunque parezca increíble, ante personalidades de ambas países, con una carga explosiva el barco, último testigo de la Batalla de Trafalgar, fue hundido en el Canal de la Mancha.


Los tres barcos españoles apresados corrieron una suerte parecida. El San Juan Nepomuceno pasó a formar parte al servicio de Gran Bretaña como HMS San Juan. En honor al valor de Cosme de Churruca, se colocó una placa con su nombre en la cabina que él había ocupado mientras que permaneció a bordo, y se ordenó que todo el que en ella entrara, se quitara el sombrero como muestra de respeto al aguerrido enemigo. Acabó siendo vendido y desguazado en 1818.

La bandera capturada del "San ildefonso" cuelga en la fachada sur del Queen's House de Greenwich.

El Bahama fue capturado y llevado a Gibraltar para ser reparado. Más tarde viajó hasta Gran Bretaña para ser convertido en buque prisión, conservando su nombre original en español. En 1814 fue desguazado.

La enorme bandera de combate del San Ildefonso, capturado por el HMS Defense,
El San Ildefonso fue capturado por los ingleses y reutilizado por la Royal Navy bajo el nombre de HMS Ildefonso. La bandera española izada por el San Ildefonso está en el Museo Marítimo de Greenwich, donde no se expone por lo precario de su estado. Fue llevada allí décadas después del funeral de Nelson en la Catedral de Saint Paul. Donde junto a la bandera de combate francesas fueron desplegadas.

Banderas colgadas durante el funeral de Nelson bajo la cúpula de St. Paul.


La enorme bandera tiene numerosas cicatrices. Algunos agujeros están ocasionados por el paso del tiempo, otros por la batalla. Pero los más visibles son debidos a algunos desconocidos que como souvenir o recuerdo de la batalla recortaron trozos de la tela con cuchillos y tijeras.

Un gigantesco trozo de tela que se guarda envuelto en papel tisú, tan grande como el olvido que los españoles tenemos de aquel 21 de octubre de 1805, el día que cambió la historia de Europa y del mundo.


Vía 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7

Bonus track: Cabo Trafalgar de Arturo Pérez-Reverte [ePub]













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