1 de agosto de 2014

El día que la provincia de Ávila declaró su independencia

11 de febrero de 1873, tras la abdicación del rey Amadeo I se proclama la Primera República Española. Un periodo en el que las desavenencias entre los Republicanos Federales y los radicales, la asfixiante crisis económica, un paro cada vez mayor, el descontento social generalizado, varias huelgas generales, numerosas revueltas, y dos guerras una Carlista y otra en Cuba, pusieron la paciencia del pueblo y de sus representantes al límite del hastío.

Cuatro presidentes de Gobierno en apenas un año, el primero de los cuales Estanislao Figueras, dejó su puesto voluntariamente a los cuatro meses tras gritar a sus colegas de gabinete en catalán:
"Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros". 
Estaba tan harto don Estanislao que dejó discretamente en su despacho un papel renunciando a su cargo, se fue a pasear por el Retiro y, sin decir nada a nadie, se subió al primer tren en la estación de Atocha y no se bajó hasta llegar a París. Era el 11 de junio de 1873. Debe de ser el primer presidente huido voluntariamente.

Caricatura de la revista satírica La Flaca del 3 de marzo de 1873 sobre la pugna entre los radicales, que defienden la república unitaria, y los republicanos federales que defienden la federal.


Y es el 12 de julio en medio de aquella confusión, en una época en la que nadie parecía ponerse de acuerdo, cuando se inicia la Rebelión cantonal. Una insurrección de los republicanos federales "intransigentes", que querían instaurar inmediatamente la República Federal sin esperar a que las Cortes Constituyentes aprobaran la nueva Constitución Federal.

Esto dio pie a que más de 40 ciudades y pueblos, cansados de las decisiones tomadas en Madrid, decidieran declarar su independencia en cantones similares a los de la Confederación Suiza. 

Ese el fue el peculiar caso de la proclamación de la República Federal de la provincia de Ávila. Así el 20 de julio se formaba la denominada Junta de Salud Pública, por cinco personas entre los que había, comerciantes-artesanos y antiguos concejales.

Recorte del periódico El Imparcial  24/7/1873

El Presidente: Miguel Cuadrillero, depositario de los fondos de la Extinguida Universidad y Tierra de Ávila, y jefe de obras en el parque de San Antonio, junto con José Junquera Pérez, Miguel Egido, José Pascual Moreno y Segundo Enríquez, fueron los artífices.

Una independencia de efímera duración, apenas unas horas en las que ondeó la bandera roja de la Revolución Cantonal. Sin apoyo popular el sueño independentista abulense quedó solamente en una proclamación, se derrumbó incluso antes de que se empleara la fuerza.

Fue posiblemente la independencia más corta de la historia, tan es así que el texto de su proclamación apareció publicado cinco días más tarde de que todo hubiera acabado, cuando los insurgentes del Cantón de Ávila ya habían sido detenidos y puestos en libertad.

A los cinco componentes de la Junta se les formó causa criminal, y se les decretó auto de prisión provisional, pero al no darse ninguna providencia judicial fueron puestos en libertad. En noviembre de ese mismo año, M. Cuadrillero y J. Pascual Moreno tomaron posesión de sus cargos de concejales.

Una República Federal tan breve que apenas duró un rato, un instante del que tan sólo queda nada más que una página en un diario de la época: 

Texto original que apareció el día 25 de julio de 1887 en el periódico El Cantón Murciano:

Republicanos Federales de la provincia de Ávila  
Desde el 11 de Febrero vivimos en completa República, sin que hasta ahora los gobiernos que se han sucedido, ni la Asamblea constituyente, hayan hecho ninguna de las reformas económicas, políticas y sociales que el país tiene derecho a esperar. 
La monarquía nos dejó como legado la bancarrota, el agiotaje, los privilegios, la indisciplina y una guerra civil.
Nada de esto ha desaparecido a pesar de tener un gobierno republicano y una Asamblea constituyente que ha votado la República federal.
La mayor parte de los representantes que han ido a esa Asamblea no han llenado, no llenan nuestras aspiraciones; o se han presentado a pedir nuestros sufragios con la capa de republicanos, o si lo eran no han tenido fe en sus principios y transigen con la reacción. 
Nosotros no podemos consentir esto.  
Nada se ha hecho, cuando hay reformas que debían haberse hecho revolucionariamente.
Seguimos lo mismo que en tiempo de Doña Isabel. ¡Siempre sujetos al sable, a las fajas, a los caciques, al poderoso!. 
Nuestros generales, dígase lo que quiera, han dejado fomentar la insurrección carlista, y este partido, que no tenía, que no tiene, que no puede tener razón de ser en nuestra patria, se alza hoy potente en contra de la República federal. Nuestros generales han sido ineptos, no han cumplido con sus deberes y deben ser juzgados! 
Nos hallamos al borde de un abismo; pero abismo sin fondo.
Tenemos nombrado un ministerio eminentemente reaccionario, un ministerio que cualquiera diría ser hechura de las intrigas del general Serrano, que nos lleva por de pronto a una República unitaria presidida por él mismo, hasta tanto que de acuerdo con el ejército y con las hordas carlistas, (que no trabajan para D. Carlos, por más que lo crean) se proclame rey de España al niño Alfonso, a quien el país no puede reconocer por ser tan mito para nosotros como Carlos VII.
El pueblo en vista de que todos, hasta sus hombres más importantes le abandonan en esta lucha de muerte, ha decidido salvarse, y se salvará por sí solo.
El partido republicano de Ávila, reunido en la noche de ayer, acordó delegar sus poderes en una Junta de Salud Pública que se nombró al efecto, para que se entienda con los comités de la provincia y cada uno de ellos nombre un delegado de su seno que, competentemente autorizado se presente en esta localidad el día 27 del actual, a las diez de la mañana en el cuartel del Alcázar, y todos de común acuerdo, se comprometan a constituir el cantón federal de Ávila, declarándose independiente, libres de obedecer a la Asamblea y al gobierno de Madrid, en tanto y cuanto este no llene las aspiraciones del pueblo; pero, prontos a prestarles su apoyo si llena nuestros deseos, de lo contrario, nosotros haremos lo que el gobierno y la Asamblea no quieren hacer, y es lo siguiente:
1.º Ponernos de acuerdo con las  provincias de Castilla La Vieja para que nos secunden, formando sus cantones, y todos unidos, alleguemos los recursos necesarios para formar un ejército que acabe con la guerra carlista al mismo tiempo que defienda la verdadera República federal, ínterin nuestros cantones constituyen el Estado Castellano.
2.º Que los cantones se rijan por su Constitución especial, sin faltar en nada ni por nadie a la unidad de la patria. 
3.º Que tanto el cantón como los municipios tengan su autonomía propia.
Una vez hecho esto, que será pronto, muy pronto, entraremos en la reformas políticas y sociales.
Reduciremos las cargas del Estado haremos que los bienes propios de los pueblos, así como los comunales, sean lo mismo del rico que del pobre; revisaremos los títulos de propiedad con el objeto de que devuelvan a los pueblos todo aquello que les hayan usurpado (que es bastante); quedará abolido todo privilegio, establecida la verdadera igualdad para todos y el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo sin admitir imposiciones de nadie.
Republicanos de la provincia, Republicanos todos, esperamos que oiréis nuestra voz; que inspirándoos en el común interés de la patria acudiréis a nuestro llamamiento, y que sacrificando si es preciso, vuestra vida e intereses, daréis ejemplo a España al mundo entero, de que todavía corre por vuestras venas la sangre de los COMUNEROS; por nuestra parte nosotros, desde hoy, negamos toda; obediencia al gobierno reaccionario de Madrid. 
Salud y República federal. 
Ávila 20 de Julio de 1873. 
Castellanos: en vuestras manos está el ser el ser libres, o vivir esclavos; escoged.
La Junta de Salud Pública: Miguel Cuadrillero, José Junquera Pérez Miguel Egido, José Pascual Moreno y Segundo Enríquez.

A finales de agosto todos los cantones se desmoronaron por apatía y falta de apoyo. En apenas un mes los anhelos de autogobierno de ciudades como: Cadiz, Alicante, Sevilla, Murcia, Salamanca, Castellón, Camuñas, Motril, Tarifa, Almansa, Algeciras, Valencia, Alcoy dejaron de existir.

Todos excepto el Cantón de Málaga que resistió hasta el 19 de septiembre, y el Cantón de Cartagena que fue ocupado el 11 de enero de 1874.

Fuentes:
El cantón murciano, escrito por Antonio Puig Campillo
La frustrada insurrección cantonal de Ávila, de Ángel Luis Muñoz Hernandez en Studia Zamorensia nº9, Salamanca, 1988, pág. 121-133
Elecciones y caciquismo en Ávila de José Ángel García Andrino

Quiero agradecer la ayuda en la investigación de Serzi Sanz, que buscó en tres bibliotecas de dos universidades una revista para completar esta entrada. Muchas gracias te debo un café.

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